LAS PRÁCTICAS DE LAS SUPERVISORAS DEL NIVEL PREESCOLAR DESPUÉS DE LA OBLIGATORIEDAD: CONTINUIDADES, CONTINGENCIAS, TENSIONES Y SIGNIFICADO.
Este escenario complejo nos llevó a plantear dos preguntas básicas: ¿De qué están hechas las prácticas de las supervisoras hoy?, ¿a qué lógica responden?
LAS PRÁCTICAS DE LAS SUPERVISORAS HOY
Con fines analíticos, la noción de práctica aquí utilizada remite al conjunto de acciones, pensamientos y percepciones con respecto a lo que les dicen a las supervisoras que tienen que hacer y cómo lo tienen que hacer, lo que hacen realmente y lo que dejan de hacer y por último, lo que opinan sobre lo que les dicen que deben hacer y cómo lo deben hacer así como lo que quisieran hacer o dejar de hacer.
La supervisión de la educación preescolar, no obstante que se desarrolla principalmente en contextos urbanos, se configura conforme los lineamientos y dinámica que dotaron de un determinado contenido y finalidades a la inspección de la educación elemental en el medio rural. Sin embargo, su proceso de institucionalización, entendido como la formación de estructuras, reglas escritas y no escritas, ciertas costumbres y relaciones, ha sido singular en muchos sentidos, imprimiéndole una singularidad que mantiene hasta nuestros días. Por otra parte, la nueva normativa derivada de la obligatoriedad, al pasar por el cedazo de la gestión institucional, de las estructuras organizativas preexistentes y las prioridades de cada administración en turno, son interpretadas y concretadas de formas diferentes con efectos igualmente distintos (Braslavsky y Cosse, 1996).
Las prácticas poseen una lógica propia que organiza los pensamientos, percepciones y acciones que llevan a cabo mediante algunos principios generadores estrechamente ligados entre sí, constituyendo un todo prácticamente integrado (Bourdieu, 1980).
De esta manera, las supervisoras perciben la supervisión no como un simple lugar dentro del sistema educativo sino como un espacio en el sentido planteado por De Certeau (2006), lugar practicado en el que han recaído de un tiempo acá una gran cantidad de demandas procedentes de las políticas educativas, de los expertos, de los propios administradores, y desde luego, de la sociedad, especialmente de los padres de familia que conocen sus derechos y están aprendiendo a exigir al sistema educativo y a las escuelas, cada vez más apertura, transparencia y resultados.
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